Juego de construcción y manipulación

El juego de manipulación y juego de construcción

El juego de construcción y el juego de manipulación son dos caras de la misma moneda. De hecho podría decirse que el juego de construcción es un tipo de juego de manipulación en el que entran "en juego" más aspectos como la creatividad, la imaginación, la estética...

Desde una edad muy temprana, los bebés aprenden a manipular objetos. Al principio a través de comportamientos reflejos que poco a poco irán haciendo más complejos: agarrar, soltar, desplazar... Éstas son acciones que nadie ha enseñado a los bebés y que se desarrollan naturalmente.

De igual modo, el juego de construcción también surge de forma espontánea y es igualmente progresivo. Al principio en forma de interés por las formas verticales (el juego de apilar) y que poco a poco se va desarrollando y haciendo más complejo. Este tipo de juego es tan natural en el ser humano que los juegos para construir nos acompañan durante toda la vida.

¿Por qué ofrecer a los niños juguetes para construir?

Jugar a construir y manipular es una actividad muy humana, muy ligada a nuestro desarrollo como especie. Es tan inherente a nosotros que ni siquiera son necesarios juguetes para llevarla a cabo: la hacemos con los objetos cotidianos más inesperados.

Sus beneficios tienen mucho que ver con el desarrollo de las áreas y aspectos propios del ser humano:

- Nos ayuda a desarrollar la motricidad fina.

- Nos prepara para otros tipos de juego como el juego simbólico.

- Favorece otros aprendizajes específicos: como el espacial, el matemático, el lenguaje..

- Es una actividad muy creativa.

- Es una actividad social que puede ser la base para el trabajo en equipo.

- Requiere paciencia y resistencia a la frustración.

No nos olvidamos de que también el juego de construcción y manipulación es uno de los favoritos de niñas y niños y contribuye a alejarlos de las pantallas.

¿Cómo tiene que ser un juego de construcción para niños?

Existen muchísimos tipos de juegos y juguetes de construcción y manipulación, así que vale la pena pararnos un momento a pensar cuál es el que más se adecua a lo que estamos buscando.

En primer lugar tenemos que considerar la edad del niño o niña para quién es el juguete de construcción. Si se trata de un bebé, o un niño pequeño, tenemos que tener en cuenta que tiene que ser un juguete de manipulación sencillo, de encajar, ensartar, meter o sacar o apilar. Si es para niños más mayores, deberemos considerar el tamaño de las piezas, que no sean muy pequeñas o muy duras, ya que hasta los 5 ó 6 años no adquirirán las habilidades necesarias para manipularlas con soltura. Para más mayores, valoraremos más las posibilidades de hacer construcciones completas y complejas, ya que un juego demasiado sencillo podría quedarse corto.

Sea para la edad que sea, os recomendamos que el juego de construcción sea:

- Abierto y versátil: que podamos construir muchas cosas.

- Sencillo, que sea el niño que le vaya exigiendo más al juego y no al revés.

- Sin normas demasiado estrictas: es decir, que deje libertad de imaginación al niño.

- Combinable con otros juguetes: ¡es algo que les encanta!

- Y que tenga un punto sorprendente.

El adulto frente al juego de construcción

Cuando un niño construye o manipula un objeto, muchas cosas conscientes o inconscientes pasan por su cabeza. En edades muy tempranas, mil mecanismos automáticos se ponen en marcha para "hacer madurar" a la niña o niño. Y ocurre un poco lo mismo en todas las etapas de crecimiento: se descubre la gravedad, el equilibrio, el espacio, la tridimensionalidad, la presión, la perspectiva, la armonía... Son innumerables los aprendizajes, descubrimientos y maravillas asociados al juego de construcción. Es por ello que los adultos debemos respetar los ritmos de descubrimiento de los niños y dejar que ellos sean los protagonistas.

Es muy, muy frecuente oír la voz del adulto que ante una construcción infantil dice "así no" o "de esta otra manera mejor" o "muy bien" . Son respuestas bienintencionadas que buscan mejorar, apoyar y aconsejar al niño. Sin embargo, podría decirse que "despistan" al niño. El referente adulto es tan importante para el niño que muchas veces buscará complacerle antes de experimentar por si solo. No se trata de no estar con el niño o la niña en el momento de juego de construcción o de no decir absolutamente nada, sino de emplear el tiempo en observar y entender en qué momento se encuentra. Si como adultos cambiamos la mirada y les dejamos que sean ellos los protagonistas (y que nos pidan ayuda solo si quieren), entenderemos mejor sus alegrías, frustraciones y logros.